Ella salía sin pensar de su casa, camino a la oficina, calzando sus zapatos de tacón, vistiendo un Ivesaintlourent, coon su prada bajo el brazo. Ella lo tenía todo:Dinero,salud,trabajo.Todo parecía perfecto.
Al llegar a ese profundo edificio, lleno de esclavas de la moda y empresarios de mucho talante y cuenta corriente, se sintío sola, se sintío vacia, inservible.Pesadumbrosa, cruzó el largo corredor de marmol, que daba a una puerta de madera de piino, rígida y pesada. La abrió de un golpe, se quitó los tacones y pisó la suave moqueta e imaginó, que estaba en lo alto de una montaña, en un frondoso bosque.Por un momento fué la reina del mundo.El tiempo pasaba y a ella le costaba más mantenerse en el mundo real, ¿Era acaso tan dificil vivir como redactora jefe de esa famosa revista de moda?.
Tocaron a la puerta, Helian, corrío a ponerse los tacones, se atusó el pelo como más o menos pudo y abrió la puerta con la seguridad propia de un Monarca...
Ana Bear Rados
Al llegar a ese profundo edificio, lleno de esclavas de la moda y empresarios de mucho talante y cuenta corriente, se sintío sola, se sintío vacia, inservible.Pesadumbrosa, cruzó el largo corredor de marmol, que daba a una puerta de madera de piino, rígida y pesada. La abrió de un golpe, se quitó los tacones y pisó la suave moqueta e imaginó, que estaba en lo alto de una montaña, en un frondoso bosque.Por un momento fué la reina del mundo.El tiempo pasaba y a ella le costaba más mantenerse en el mundo real, ¿Era acaso tan dificil vivir como redactora jefe de esa famosa revista de moda?.
Tocaron a la puerta, Helian, corrío a ponerse los tacones, se atusó el pelo como más o menos pudo y abrió la puerta con la seguridad propia de un Monarca...
Ana Bear Rados
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