domingo, 13 de febrero de 2011

Musas venid con la lluvia

Lluvia que te llevas tras de ti el barro de nuestras ilusiones,
los restos que olvidamos tras el hecho pasado,
estrechos cauces de escaso caudal que ahogan
bajo el yugo de un sentimiento naciente
las pasiones que un día fueron palpables.

Pedregoso camino, seco de tantas pisadas mortíferas
al tiempo.
Sigiloso sendero, verde de tantas caricias del aire
tan melódico.
Solitaria gaviota marina, que bate sus alas con el
temor de ser coartada por el corto hilo entre el
ahora y el nunca.

Verte y más tarde caer,
sangrar mientras tus sueños cortan tímidos mis fuerzas.
Fuerzas exentas a tu belleza,
al batir de unas pestañas que retan al viento
que entre ellas se cuela sin miedo.
Ese mismo que respiras cuando nuestros labios están
tan cerca. Olor, sabor, aire, tierra.
Sólo fuego, fuego de vida, fuego de necesidad.
Necesidad de aire, aire de libertad.
Gritos rebeldes. Amores fugados.

AnaBR

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