miércoles, 20 de mayo de 2009

Savage in the forest


[...]
El mareo se convirtió en insoportable, en el interior de mi estomago algo se puso en píe de guerra, y sentí en mi pecho, como un candado envolvía mi corazón y mi subconsciente tiraba la llave. Pude notar con claridad mis pupilas chispear detrás de mis párpados cerrados. Las manos se me hinchaban, enrojecían y en mi garganta un sonido ahogado anhelaba expandirse.
Mis pulmones codiciaban aire no manchado de angustia y desesperación. La saliva me supo a sangre, y la lengua me pesó. Mi conciencia exasperada quería apagarse.

Ana Bear Rados

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